Cuando era pequeña y veía dibujos animados siempre me habían llamado la atención los “emparedados de mantequilla de maní” o mantequilla de cacahuete, como decimos aquí. Aunque ahora que están tan de moda los anglicismos quizás debería decir “peanut butter”. Aunque habiendo traducción es un poco pedante utilizar la palabra inglesa poniendo acento, que lo sepáis :).
El caso es que cuando por fin la probé me gustó mucho, es un sabor tan peculiar que o te gusta o lo odias. Qué suerte tuve de que me gustara. Aún recuerdo que cuando era pequeña una amiga de mi madre nos preparaba un sándwich de estos a su hijo y a mí cuando íbamos a su piscina.
Años después vi esta receta en el blog de Bea Roque y decidí hacerlas. Me resultaron demasiado dulces, aunque de todas las recetas que había visto era la que menos azúcar y más mantequilla de cacahuete llevaba. Total, que las hice hasta que he encontrado el punto de dulzor que más me gusta, además de haber aumentado ligeramente la cantidad de cacahuete de la receta, espero que Bea me perdone.
Qué suplicio tener que comerlas tantas veces, ¿eh?
NECESITAMOS
350 gramos de mantequilla de cacahuete
150 gramos de azúcar moreno
125 gramos de mantequilla derretida
1 huevo
220 gramos de harina (la que más rabia os dé, yo suelo utilizar la integral)
1 cucharada de vainilla
½ cucharada de levadura química
½ cucharada de bicarbonato
½ cucharada de sal
CÓMO SE HACE
Derretimos la mantequilla y la ponemos en un bol junto con el azúcar, el huevo, la mantequilla de cacahuete y el extracto de vainilla y batimos hasta que esté bien mezclado.
Por otra parte ponemos todos los ingredientes secos, es decir, harina, bicarbonato, levadura química y sal.
Después juntamos todo y mezclamos (yo lo hice con una lengua de repostería) hasta que se haga una bola. Metemos en la nevera y dejamos reposar un par de horas.
Cuando esté listo ponemos el horno a 180ºC.
Hacemos bolas con la masa y las aplastamos con un tenedor. Si tenéis sello de galletas lo podéis usar, aunque es una masa bastante quebradiza y puede que no os queden tan bonitas, pero como no les vamos a hacer fotos… ¿o sí?
Las ponemos en una bandeja sobre papel de horno y las metemos hasta que estén doradas, en mi horno son unos 14 minutos, pero, como siempre, tenéis que estar pendientes y calcular en el vuestro.
Las dejamos enfriar y nos comemos todas las que queremos.
También las podemos bañar en chocolate derretido. Sería perfecto para las dietas detox de enero :).
Anaïs